

Por eso veo tan importante que las personas como yo, de origen castellano, participemos en este proceso histórico que vive Cataluña, el cual según nuestro criterio seria asegurar el porvenir de nuestros hijos y en mi caso, por mi edad, de mis nietos.
A la taula d’en Bernat, qui no hi és, no hi és comptat
Yo puedo comprender los sentimientos de los demás, en cuanto a una decisión tan importante como la presente, en la que se maneja el sentido de pertenencia, de los que viven desde hace mucho tiempo aquí y la intranquilidad que sienten algunos españoles, ante la posibilidad de perder, lo que ellos llaman, la unidad de su patria.
Lo que no puedo comprender es que esos mismos sentimientos no se consideren cuando se refieren a mí, ni a una mayoría de la sociedad catalana, que exige desde hace mucho tiempo expresarse en una votación democrática, con la condición añadida de respetar el resultado que de ella salga.
La tranquilidad económica de los españoles no puede ser el freno para las aspiraciones de los otros. En un Estado de Derecho, como se hace llamar al Reino de España, no se puede tener a toda una nación bajo la amenaza de intervención de fuerzas con carácter militar (Guardia Civil) y la amenaza de usar la justícia española para acabar en la cárcel, todo ello para defender la unidad del reino. O mejor dicho, para dar tranquilidad al resto del reino y seguir subvencionando, hasta que la vaca catalana esté ciega y seca.
Cuando la mayoría de una nación, como Catalunya, demuestra democráticamente que quiere dejar de ser dependiente del Reino de España y no se le permite ni siquiera hacer una votación, como han hecho otras naciones sin estado del mundo. Cuando hace esa votación, de una forma pacífica y respetando todas las normas, se reprime a la gente que va a votar (2.200.000 votantes pacíficos) con guardia civil y policía venida a Catalunya de toda España, al grito de “a por ellos”, con una saña inusual que refleja un odio desatado, que produce “más de 1000 heridos en una sola jornada”. Al final este estado represor colonial, termina usando la justícia parcial de la metrópolis, para condenar a todo el Govern català a la cárcel, sumando más de 100 años de condena y los que consiguen entregarse a la justícia imparcial de Europa, quedan en el exilio amparados por dicha justícia, quedando miles de encausados imputados para ser juzgados por la misma injustícia colonial.
Todo esto es la demostración que Catalunya está sujeta por la fuerza al Estado Español, por lo tanto, es un país ocupado, “una colonia”, teniendo por ello derecho a la “autodeterminación”, como marcan los tratados de las Naciones Unidas, firmados por el propio Reino de España.
Paco Martínez- Grup de treball de Jubilats per la independencia ANC y grupo de trabajo de Súmate, Ex militante del PSC y de la UGT
Està molt bé. I aprofito per dir que el col·lectiu Súmate, més enllà de l’èxit polític de Gabriel Rufián, ha de tornar a surar, i per tant sumar, molt més. A gent com ells i elles, els necessitem!!