El 1 de octubre supuso la hora de la verdad, la hora de la culminación de este momento histórico, en que cada catalán tenía que decidir en su intimidad si estaba favor de la independencia, si estaba en contra o si se abstenía.
Desde la fatídica sentencia del Estatut (2010) han pasado muchos años. En este tiempo se ha dicho de todo. Los argumentos a favor están todos publicados. Quedaba muy poco por explicar, sólo quedaban excusas para quien no lo quiera atender. Es más, creo que la mayoría de los catalanes ya sabían que votarían en el referéndum del 1-O. Cada uno tenía sus razones y es tan legítimo estar a favor de la independencia como en contra.
Lo que no parecen creíble ni legítimo, son una serie de argumentos que se utilizaron en la última hornada para manifestar dudas sobre la independencia e intentar llevarlas hacia el no. Parecen excusas de personas contrarias a la independencia (legítima) pero disfrazadas de razones. Son aquellos de la pureza, que exigen a una Cataluña inmaculada para apoyar su independencia, como si el país del que dudaban separarse, España, fuera un ejemplo mundial de honradez. Estos, no quieren la independencia, de acuerdo, pero no tienen razones, tienen excusas.
Hay mil muestras de ello. Por ejemplo: los que cuando estalla el caso 3% o cuando Millet o Montull delatan a CDC, dicen no querer formar parte de un nuevo estado donde hay corruptos. Por lo tanto, prefieren ser dependientes de la España de Gürtel que de la Cataluña de Millet. No, mire, ustedes no quieren la independencia, y es muy respetable, pero no caigan en estos razonamientos, que se parecen más al auto engaño que a la reflexión. Es más, montar un estado nuevo es la oportunidad perfecta para crear un sistema político también nuevo, con todas las ventajas que ello supone a la hora de limpiar con el pasado y poner vacunas para el futuro.
En esto de las excusas, hay un ámbito que me tiene el corazón robado: el de la pureza ideológica.
Se debe hacer un país nuevo, pero, sin derecha extrema o sin izquierda extrema y si no, no me apunto. Queremos que Cataluña sea un país normal, pero eso sí, sin el extremo ideológico al que le tengo manía y que curiosamente, sí tienen todos los países del mundo empezando por España. Yo no quiero una independencia con una derecha con posibilidades de gobernar… prefiero una España monárquica liderada por un Rey Corrupto y apoyada por el PP, PSOE, ciudadanos y Vox, lamento deciros a todos que la República Catalana, tendrá fachas y okupas, tendremos que combatir los fenómenos de corrupción y los estudiantes también continuarán bloqueando las calles con contenedores cruzados.
Pero esto no tiene nada que ver con lo que podemos conseguir como poder político y económico del país, sobre todo separación de poderes, que nos permita juzgar esas posibles corrupciones que como condición humana puedan surgir. Queremos un estado con 16.000 millones de euros más cada año y poder decidir en impuestos, infraestructuras, carreteras, autopistas puertos, aeropuertos, política exterior y el Estado de Bienestar que por nuestros Impuestos y riqueza nos merecemos.
El problema ha sido que durante años hemos estado debatiendo si nos permitían votar o nos lo podían prohibir, si teníamos el derecho a la autodeterminación o no. Y eso ha hecho desaparecer el debate real, el de los pros y contras de pertenecer a España.
¿Se ha ocultado el debate real para disimular que España no tiene un proyecto para Cataluña, sino un freno?
Un freno a su crecimiento económico.
Un freno a ser un país puntero en el reto de la mundialización
Un freno para poder adoptar políticas sociales.
Un freno para poder decidir si Cataluña quiere tener un proyecto propio.
España se ha dedicado a negar sus déficit con Cataluña antes que repararlos. Y esto, por sí solo, es una de las principales razones para estar a favor de la independencia. Los hay que no tienen suficiente con esto y que, antes de la libertad de movimientos prefieren la
Habrá que tener en cuenta que en un referéndum las papeletas sólo ponen sí o no, un referéndum no mide el grado de convencimiento con el que votas. O a favor o en contra, no hay partes medias. E insisto: todo es legítimo. Pero que conste el 1- O se votó tener un estado nuevo e independiente o depender del actual. Esto son razones. Y el resto no dejan de ser excusas.
Paco Martínez- Grupo de trabajo Sectorial de Jubilats ANC y miembro de Súmate