El TSJC impone un 25% de castellano en todos los colegios. Los Sindicatos de enseñantes deberían ahora “plantarse” ante el TSJC al menos, con la misma firmeza con que lo hacen ante el gobierno catalán. ¡Y no es que defienda a éste para nada!. Hay que pensar que lo hacen en defensa de la calidad de la enseñanza. La inmersión, que fue solicitada por los inmigrantes españoles en Catalunya y aprobada por unanimidad, ¿no merece ser defendida porque fue una demanda social y plenamente apoyada por el Parlamento de Catalunya y por casi unanimidad? ¿Cómo calificar que ¡ahora!, un Tribunal anule la voluntad popular y democrática? ¿Qué sucede si todos los enseñantes se mantienen en lo que pretende el modelo de inmersión y que ha dado tan buenos resultados, que materializa los objetivos de quienes lo solicitaron, por un lado, y que demuestra que el nivel de castellano es igual o superior a los alumnos de la propia Castilla? No se está ante la defensa del castellano. Se está ante “otra” muestra de autoritarismo, colonización. Y, ante eso, ¿qué dicen los sindicatos de enseñantes? ¿qué dicen las asociaciones de padres? ¿Qué es lo democrático? ¿Qué deben hacer los profesionales de la enseñanza, los padres, que tengan dignidad democrática?